lunes, 27 de febrero de 2012

Una lectura acongojante.

Mis habituales sabréis que es habitual en este egloblogokaka que desde que tengo el "cacharrito" os hable de las cosas que leo en él. Hace un par de meses ya publiqué una entrada en la que comencé a hablar del señor Kerr.

Vale, ya he terminado la serie (al menos, los que están publicados en español) y no puedo menos que destornillarme la tapa del cráneo y quitármela ante este señor. Ha conseguido acojonarme más que Poe, Lovecraft y King juntos.

Dice Terry Pratchett que el verdadero mal no está en los Señores Oscuros sentados en sus torres, sino en los mezquinos corazones de las personas normales (cito de memoria, así que es posible que la frase no sea exacta, pero su sentido sí). Las novelas de "Berlín Noir" hablan de eso. El "aquí alguien ha matado a alguien" es solo una excusa para enseñarnos cómo todo un pais se volvió loco y acabó arrastrando con él al resto del mundo. Porque, como dice el  Maestro en otra parte, el siniestro dictador solo es un síntoma de la inmensa úlcera putrefacta en la que se ha convertido la sociedad. Y Kerr nos muestra eso, la úlcera.

¿Cómo seguir siendo un buen policía cuando los criminales a los que perseguías hace un año se han convertido en el Gobierno? ¿Se puede ser una persona decente cuando te han alistado por narices en las SS, porque eres policía y "te toca"? Bernhard Günther lo intenta, pero la realidad siempre es más fuerte que uno, y la mierda siempre te acaba salpicando.

Pero empecemos por el principio: La serie "Berlín Noir" trata de las investigaciones de Bernie Günther (policía, detective de hotel, detective privado y luego policía otra vez) en la Alemania de los años 30, durante los últimos años de la República de Weimar, los primeros tiempos del nazismo, la Segunda Guerra Mundial y la postguerra. De momento hay publicados en español siete libros:

- Violetas de marzo.
- Pálido criminal.
- Réquiem alemán.
- Unos por otros.
- Una llama misteriosa.
- Si los muertos no resucitan.
- Gris de campaña.

Y todavía no traducido, The Man With the Iron Heart. Según wikipedia se publicó en inglés en octubre de 2011. Ni idea de cuándo se traducirá o publicará por estos pagos, pero ya investigaré el asunto...

Técnicamente, solo los tres primeros transcurren en Berlín. Debo confesar que el tercero al principio me chasqueó un poco, más que nada porque la acción pasa de 1938 a 1947 escamoteándonos lo que ocurre entre medias. Pero pronto se me pasó, porque los tres últimos libros se marcan una serie de saltos temporales entre los años cincuenta y el pasado policial de Bernie, culminando con el triple salto mortal de "Gris de campaña", donde el tiempo va hacia delante y hacia atrás, de los años cincuenta a los treinta y cuarenta, y viceversa. Y donde por fin te enteras de todo lo que hizo Bernie durante la guerra y después. De hecho, si no hubiera leído la wikipedia, creería que de verdad es su último libro. Funciona perfectamente como final de la historia.

Por cierto, retiro lo que dije en la entrada del primer enlace. Bernie sí que se mete en líos por bocazas. En muchos. Y no, no es un héroe típico. Aunque al principio se le podría tomar por un Marlow de la vida, con sus réplicas ácidas, la forma cínica de ver la vida y todo lo demás, tiene un toque especial que le distingue de otros "sabuesos". Tal vez ese "toque" sea que en realidad es un cabrón con pintas, capaz de matar a otro policía solo porque le cae mal.

Junto a Bernie pululan por estas novelas agentes secretos de todos los bandos, siniestros dictadores sudamericanos y sus codiciosas esposas,  comunistas, mafiosos, cazadores de nazis, y por supuesto, muchos de éstos. En realidad, parece que cada caso de Günter siempre acaba relacionado con "cosas nazis". Como decían en Scream 3, "el pasado siempre vuelve para patearte el culo"

El único problema que podría ponerles es más mío que de los propios libros, y es que siento una especial aversión a la ficción en primera persona. Sí, ya sé que es la forma clásica de narrar el género negro, pero me es difícil "sufrir" por la seguridad de alguien cuando ese alguien me está contando su historia y por tanto ya sé que va a salir vivo de esa. Y también me parece raro que alguien pueda recordar conversaciones que tuvo treinta años atrás, cuando la mayoría de las personas normales no somos capaces de recordar qué dijimos anoche... (Vale, ahora alguien me dirá que recuerda lo que habló con su vecina del tercero hace diez años. He dicho personas normales, so friki). En fin, lo asumo como parte del género, pero no puedo evitar que me "aleje" un poco del personaje.

De todas formas, recomiendo encarecidamente que si os gusta el género negro, la novela histórica, o simplemente estáis buscando algo que enganche de mala manera, no os perdías estos libros. Aquí os dejo unas cuantas perlas para que os hagáis una idea (he procurado no buscar momentos demasiado "spoiler"):

Pero ¿no es así como Hitler resultó elegido: demasiada gente a quien no le importaba una mierda quién gobernara el país?

En estos tiempos, si eres alemán, pasas tu tiempo en el Purgatorio antes de morir, sufriendo en la tierra por todos los pecados cometidos por tu país, de los que no se ha arrepentido y por los que no ha sido castigado, hasta el día en que, con la ayuda de las preces de las potencias -bien, al menos de tres de ellas-, Alemania quede finalmente purificada.

Para mí la culpa la tienen los comunistas por convocar en noviembre de 1932 una huelga general que forzó las elecciones. La tiene Von Hindenburg por ser demasiado viejo para cantarle las cuarenta a Hitler. La tienen los seis millones de desempleados; un tercio de la población activa, por querer un empleo a toda costa, incluso a costa de Hitler. La tiene el ejército por no poner fin a la violencia callejera durante la República de Weimar y por respaldar a Hitler en 1933. La tienen los franceses. La tienen Von Papen y Rathenau y Evert y Scheidemann y Leibknecht y Rosa Luxemburgo. La tienen los espartaquistas y los Freikorps. La tiene la Gran Guerra por arrebatarnos el valor de la vida humana. La tienen la inflación y la Bauhaus y el dadaísmo y Max Reinhardt. La tienen Himmler y Goering y Hitler y las SS y Weimar y las putas y los chulos. Pero sobre todo la tengo yo. Por no hacer nada. Que era menos de lo que debería haber hecho. Que era lo que se requería para que triunfase el nazismo. Tengo parte de culpa. Antepuse mi supervivencia a cualquier otra consideración. Eso no tiene vuelta de hoja. Si fuese verdaderamente inocente, estaría muerto, Anna, Y no lo estoy.

Comprendí que había acabado convirtiéndome en la cosa que más aborrecía; que había cruzado la línea invisible de la decencia y el honor: estaba a punto de convertirme en el fascista que siempre había detestado ser.

¡¡¿Qué hacéis aún leyendo esto?!! ¡Cerrad el ordenador y corred a la librería o biblioteca más cercana, malditos frikis!

3 comentarios:

  1. De acuerdo, de acuerdo. Iré rauda y veloz a la frikoteca, que estos los tienen fijo.

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    Respuestas
    1. Si es que como predicadora no tengo precio, debería fundar una secta XDD.

      Harás bien, son unos libros estupendos. Aunque hay algunas escenas que te dejan un mal cuerpo (por eso los considero "acongojantes")...

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  2. Me apunto la recomendación! Me pondré algún librico de este señor en el móvil, para esos momentos en que leo ahí.
    Voy a ver si encuentro "Violetas de marzo"

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