miércoles, 28 de septiembre de 2011

Sobre vírgenes y no tanto.

Una vez le comenté por messenger a un amigo extranjero que ser español es muy complicado. No se trata solo de la burocracia para obtener la nacionalidad (no, señores, nacer aquí o casarse con un nativo no basta, digan lo que digan las películas). Se trata de toda la basura que llevamos en la cabeza aproximadamente desde el momento en que el último legionario romano tiró la lanza y le dijo al bárbaro que tenía delante: "Toda tuya, yo me largo". Todos esos tópicos que todas las provincias, autonomías y entidades territoriales en general que pueblan este santo país tienen unas sobre otras. Todos sabemos que los madrileños son unos prepotentes insoportables, los aragoneses testarudos, los catalanes tacaños, los valencianos comemos arroz todos los días y luego nos vamos a tocar a una banda, y los de Bilbao nacen donde les da la gana...

Pues las nativas (sí, solo las mujeres, a nadie se le ocurre preguntárselo a los hombres) de mi santa ciudad tenemos que soportar una pregunta cada vez que comentamos de dónde somos:

¿Eres "purisimera" o "rosariera"? (pregúntese con entonación socarrona y una ligera sonrisa condescendiente).

Como quedaría feo preguntarle al interfecto (lo habitual es que sea interfecto, aunque también me lo han preguntado interfectas) si su madre trabaja en Las Ramblas o en la Calle Montera, suelo contestar la verdad poniendo cara de póker: "Bueno, mi abuela me apuntó al Rosario cuando yo era pequeñita, pero nunca he ido a la fiesta ni al campamento".

Mejor no añadir que una servidora de ustedes no suele aparecerse voluntariamente por misa, más que cuando no puedo escaquearme por cuestión de buenos modales (en mi pueblo se considera de muy mala educación ir solo al banquete de una boda, comunión o bautizo, no basta con hacer el regalo, también has de aburrirte un rato).

"Les Rosarieres" es el nombre extraoficial de la Asociación de Hijas de María del Rosario, y "Purisimeres" es como se denomina a la Congregación de Hijas de María Inmaculada.

El meollo del asunto es que entre estas dos asociaciones religiosas existe una rivalidad digna de mejor causa. Aunque, por suerte, la civilización se va extendiendo y es cada vez menos frecuente, aún se pueden oír calificativos cruzados del nivel de "Rosarieras piojosas" o acusaciones de engreimiento supino por parte de las "purisimeras". O abuelas que interrogan sobre su "bando" a las amigas o novios de su querida nieta, o que miran mal a la persona que osa ponerle un vestido azul a su hija el último domingo de septiembre, o un abrigo rosa el ocho de diciembre.

Aun hoy, las dos asociaciones se tienen el pueblo repartido. Al norte del Barranquet (su nombre oficial es Calle Jose Ramón Batalla), predominan las purisimeras. Las banderas blanquiazules cuelgan de los balcones a finales de noviembre y principios de diciembre, de tal forma que un argentino o un socio del Espanyol se sentirían como en casa. Al sur del Barranquet es territorio "rosariero": alrededor de estas fechas se llenan de banderas color rosa y blancas. Tradicionalmente se considera que a la Purísima se apunta la "gente de la Calle Mayor" (para entendernos, la gente con pasta), y al Rosario ese hatajo de comunistas de "El Barrio" (de ahí ese calificativo tan cariñoso de "piojosas"). Irónicamente, la sede central de les Rosarieres se encuentra en pleno territorio purisimero.

Cada una tiene su revistilla oficial, sus campamentos de verano, su sección de coros y danzas, sus querellas con el párroco de la Arciprestal porque favorece más a la otra y sus fiestas cada año.

Las fiestas en cuestión consisten casi exactamente en lo mismo: Misa y procesión de "las solteras", a la semana siguiente, misa y procesión de "las casadas", y entre medio, volteos de campanas, tracas y fuegos artificiales. Siempre procurando superar en gasto y esplendor a las rivales.

Y digo yo, ¿no podrían olvidarse de tonterías y celebrar las dos juntas? Que lo de "La Inmaculada" "el Rosario" y demás son solo apellidos, como los de la Duquesa de Alba, cojoneyaconlatontería, que no me imagino yo a la Cayetana celebrando un cumpleaños por cada apellido de los doscientos y pico que le cuelgan.

Y mejor no me meto en lo de la dudosa (y digo dudosa por pura generosidad, que una tiene amigas en las dos sectas asociaciones) existencia histórica del personaje al que se está adorando con estas celebraciones, ¿verdad? Que no tengo ganas de que se me llene esto de Flanders intentando enseñarme el camino al cielo...

Y sí, vale, amigas rosarieras, felices fiestas. Pero por favor, no hagáis mucho ruido con los cohetes y los vuelos de campanas, que quiero dormir estas vacaciones; ¿vale?

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