martes, 10 de mayo de 2011

Yo solo había venido a saludar...

El pasado mes de abril tuve revisión médica en el trabajo. Primero nos hicieron un análisis de sangre y de orina, y luego una breve examen que incluía revisión de la vista, examen del oído, puñetazos en la espalda para ver si te duelen los riñones, un electro para los viejunos decrépitos como yo, una espirometría y medición de tensión arterial, peso y altura.

Bueno, la tensión arterial como siempre, un poco bajita (el día que llegue a 10 de máxima haré una fiesta). La vista, meh (de momento las lentillas no corrigen el astigmatismo, y las gafas me molestan), ligero tapón en el oído izquierdo (problemilla ya solucionado).

Pero no todo iba a ser felicidad.

Los resultados de los análisis me dieron una desagradable sorpresa.

- Tienes las transaminasas un poco altas.

- ¿Mande?

- Solo es un poquito de grasa en el hígado. - ¿Solo en el hígado? - Deja de comer queso. Y tienes que adelgazar.

- Es que me gusta comer... (como se puede apreciar a simple vista).

- Y haz más ejercicio.

ñañañaña

Así que me salgo de la furgoneta donde me habían hecho las pruebas, y en cuanto llego a casa me conecto a Internet y me pido hora en el primer lunes laborable que hay disponible (es el único día en que mi médico atiende por la tarde).

Pero antes estaba el lunes de Pascua. Paellita parañera con la familia. Y como cualquiera que tenga un familiar o amigo médico, se lo comento.

Craso error. Mi prima la doctora no es solo médico. También es lo que podríamos llamar una hipocondríaca por poderes y una exagerada crónica. Es capaz de convertir un simple lunar verrugoso que siempre ha estado ahí tan tranquilo en mi brazo izquierdo en un letal cáncer de piel (histórico).

- Condesadedia tiene el hígado graso.

- Que solo son unas poquitas transaminasas de nada...

- A ver si tienes piedras en la vesícula...

- Pero si no me duele nada...

- No te preocupes, la operación no es peligrosa...

A mi edad, no escarmiento. Ya debería saber que no se le puede contar nada...

Así que llegó el gran día para mí y mi hígado de oca francesa. Ayer por la tarde.

- Buenas tardes, oh Señoradoctora. Que me hicieron unos análisis en el trabajo y he venido a enseñártelos.

- Aquí dice que no estás vacunada contra el tétanos.

- ¡¡¡¿Locualo?!!!

- Sí, aquí lo dice, "VAT no correcta".

- ¡Ah, es eso! Yo creía que era algo del análisis de sangre...

- Hay que repetir la vacuna cada diez años, ¿cuándo fue la última vez que te la pusiste?

- Ayyy, no me acuerdo.

- Y tendrías que traerme tu cartilla de vacunación.

- Pues no sé si tengo de eso. Pero vacunada estoy seguro, que tengo la señal en el brazo (fui una de las últimas generaciones que se tuvieron que vacunar contra la viruela).

- Bueno, tú búscala.

Pues asaberdóndeandará la muy cabrona...

- Y lo de mi peso...

- Mira, te doy hora para la enfermera y de paso que te mira lo de la dieta, te vacunas contra el tétanos.

- Bueno...

Y así es como el próximo día 19 voy a acabar vilmente pinchada. Supongo que así se evitará que muera de tétanos la próxima vez que me corte con el borde de un folio...

Y para aligerar un poco la tragedia, os pongo unas cuantas fotitos de este fin de semana.

Si forzáis mucho la vista podréis distinguir aquí unos puntitos negros en el suelo. Son aviones comunes cogiendo barro para reparar sus nidos.


En mi santa ciudad estamos en fiestas, más o menos (se han adelantado para no coincidir con las elecciones) y nuestro Excelentísimo Ayuntamiento ha hecho instalar la feria al lado del maravilloso Parque Jaime I. Mirad qué mona ella:


Y digo "más o menos" porque se han organizado actos festivos tan... originales como "Concurs de pantalons pels garrons" (concurso de pantalones por los tobillos), que no sé si es un concurso de belleza de piernas o una carrera con los pantalones bajados a ver quién llega a la meta sin caerse.

Y, para terminar, os dejo una foto que hice el sábado justo después de la tromba de agua que me estropeó el peinado recién salida de la peluquería. No he retocado nada, la luz era de verdad de ese color:



Esta tarde, mañana a más tardar, reseña del cuarto capítulo de Juego de Tronos.

2 comentarios:

  1. La cartilla de vacunación debe estar en el mismo lugar que las de todos los que dejamos de vacunarnos tras los 14 años: en alguna oscura dimensión perdida. Y con el tétanos, practicamente nadie se la renueva. Según maduramos, las posibilidades de darnos con un alambre oxidado haciendo el cabras, se reducen.

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  2. ¿Cartilla de vacunación? Yo creo que tampoco tengo ¿Grasa en el hígado? Y tú vas a que te explique la jugada alguien tan exagerada, jeje.
    Anda que... vaya mala suerte que te hayan encontrado eso, aunque sea algo más o menos leve (a no ser que hagas caso a las peores predicciones de la doctora ¿operación?). Ayer cuando lo comentaste por Twitter, no se adivinaba que la historia diese para aún más! Espero esa reseña!

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